Sublime gracia del Señor, que a un infeliz salvó”… ¿Quién no ha escuchado estas famosas palabras con las que comienza uno de los himnos favoritos de todos los tiempos? Su autor fue Juan Newton (1725–1807), capitán de un barco dedicado al tráfico de esclavos. En él transportó a casi seis millones de esclavos africanos hacia América durante el siglo dieciocho. Mientras iba en un viaje de regreso a su hogar, su barco fue sacudido por una violenta tormenta y temieron perderlo todo. El exclamó: “Dios, ten misericordia de nosotros”.